IEn un estudio reciente publicado en la Revista Internacional de Evaluación de la Tecnología en el Cuidado de la Salud, los investigadores cuestionan cómo los juicios de valor afectan la realización de las evaluaciones de tecnología sanitaria (ETS).

Un estudio realizado por el grupo del profesor Bjørn Hofmann durante un seminario sobre metodología en ética para la HTA en Colonia-Alemania, en enero de 2012. Se reunieron y presentaron diferentes expertos internacionales en la aplicación de esta metodología en las tecnologías de la salud, con el título “Revelando y valorando juicios de valor en HTA” Sus experiencias sobre cómo se reconocen y gestionan las cuestiones de valor. El objetivo fue identificar los juicios de valor y su papel correspondiente en la validez de los resultados en HTA.
La importancia de este estudio es ratificada por los resultados del grupo del Dr. Luis Arellano, que encontró que el 90% de los 104 especialistas en HTA -que tenían publicaciones entre los años 2005 y 2007- reconocieron que las decisiones en salud implican juicios de valor y que, De hecho, el análisis ético en HTA es un proceso importante. Sin embargo, todavía no está claro para ellos definir cuál es el papel real de los juicios de valor en este contexto.

Aliado a este factor, la idea de reconocer tal influencia de dichos juicios de valor, supuestamente amenaza el principio básico de la objetividad científica de la HTA, haciéndola subjetiva, relativa y poco fiable; La llamada “angustia cartesiana”. Sin embargo, Hofmann et al demuestran que los juicios de valor están vinculados a etapas cruciales de la HTA y también enfatiza que su explicitación puede promover una evaluación más transparente y confiable, así como llevar a una toma de decisiones más efectiva y robusta.
Ellos definieron que los juicios de valor consisten en la evaluación de lo que se consideraría “apropiado”. Aplicando este concepto a la HTA, se puede identificar que el proceso involucra el empleo de métodos científicos apropiados, apuntando buenos resultados clínicos y moralmente apropiados para facilitar decisiones socialmente aceptables, a costos soportables. A lo largo de este proceso permea los juicios de valor morales, metodológicos, legales, sociales y económicos.
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